Secciones
Servicios
Destacamos
En medio de la controversia por la deportación errónea de un inmigrante legal salvadoreño, que fue repatriado junto a cientos de venezolanos a un centro ... carcelario para terroristas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se reunió este lunes en la Casa Blanca con su homólogo estadounidense, Donald Trump, para certificar la buena relación que los une y estrechar lazos en cuestiones de inmigración.
Fue toda una declaración de intenciones, ya que la visita tuvo lugar en un momento marcado por el tenso duelo judicial que el Ejecutivo de Trump mantiene con los tribunales federales por la deportación de Kilmar Abrego García, el hombre de origen salvadoreño residente en Maryland cuyo regreso a EE UU la Corte Suprema dictaminó la semana pasada que se debe «facilitar».
Nada de eso importó este lunes en el Despacho Oval, donde Trump se refirió a Bukele como un «amigo» y le felicitó por su «gran trabajo» en la lucha contra los delitos violentos. El presidente salvadoreño, por su parte, afirmó estar «contento de ayudar» a Trump con el «problema de terrorismo» estadounidense.
En el tradicional encuentro con los periodistas, Trump volvió a culpar a la anterior Administración de permitir la entrada «libre» de inmigrantes al país. «Cientos de miles e incluso millones vinieron de las pandillas de Venezuela y otros lugares», afirmó. «Nos estás ayudando, y te lo agradecemos», le dijo a Bukele, estrechándole la mano. «Se está ocupando de muchos problemas que realmente no podríamos abordar desde el punto de vista de los costes», agregó Trump, en referencia al razonable precio que Bukele le cobra por retener en sus cárceles a inmigrantes y delincuentes deportados de EE UU.
Por su parte, el mandatario centroamericano señaló que no retornará a Abrego García, un padre salvadoreño de un niño de 5 años con autismo, con permiso de trabajo desde 2019, que según Washington fue deportado debido a un «error administrativo». «¿Cómo voy a devolverlo a los Estados Unidos? ¿Voy a pasar de contrabando a un terrorista?», señaló Bukele, que también descartó dejarlo libre en El Salvador. Trump, que ha amenazado con deportar a ciudadanos con antecedentes penales, reiteró su intención de expulsar a tantos «ilegales como sea posible».
La fiscal general Pam Bondi, sentada cerca de Trump, señaló que la decisión sobre el retorno de Abrego García reside ahora en el Gobierno de El Salvador. «Eso no depende ya de nosotros», incidió. «Si quisieran devolverlo, lo facilitaríamos, lo que significaría proporcionar un avión».
El pasado viernes, la jueza estadounidense de distrito Paula Xinis ordenó al Gobierno a informar «en lo posible» sobre sus esfuerzos continuados para retornar a Abrego García, y conminó a los funcionarios a proporcionar informes diarios sobre el progreso de sus gestiones al respecto. En una declaración el domingo, la Administración Trump confirmó que el migrante estaba «vivo y seguro», aunque declaró que no podía verse obligada a ofrecer información sobre el caso.
El senador demócrata de Maryland Chris Van Hollen, que solicitó una reunión con el presidente salvadoreño, afirmó este lunes que tomará el asunto de la liberación de Abrego García en sus propias manos, y que si el inmigrante no se encontraba de regreso a EE UU a mitad de semana, viajará a El Salvador «para verificar su condición y discutir su liberación». Por el contrario, Stephen Miller, consejero de seguridad nacional y autor intelectual de la política migratoria de Trump, ha señalado que deportará a Abrego García nuevamente si es enviado de vuelta. «Ninguna versión de esto termina con él viviendo aquí. Podríamos deportarlo por segunda vez», añadió.
Al margen de la polémica suscitada en torno al caso de Abrego García, lo que nadie discute es que el pequeño país centroamericano se ha convertido en pieza clave de la operación de deportaciones extrajudiciales masivas que lleva a cabo la administración Trump, que en marzo deportó a más de 238 inmigrantes venezolanos bajo la acusación, ahora cuestionada, de su pertenencia a pandillas violentas.
Bukele consolidó su alianza con Washington tras la firma de un acuerdo de 6 millones de dólares en febrero durante la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a cambio de encarcelar a los inmigrantes venezolanos durante un año. Estos se encuentran ahora internados en la prisión de máxima seguridad Centro de Confinamiento de Terrorismo, CECOT, una de las más duras de Latinoamérica.
El Gobierno de Bukele capitaliza de esta manera la reputación que se ha ganado en los últimos tres años, en los que ha detenido a más de 84.000 salvadoreños como parte de su política para acabar con las pandillas. Las organizaciones pro derechos humanos aborrecen de su estrategia, pero Trump la aplaude afirmando que el país es ahora más seguro que España.
Por otro lado, su alianza con la Administración Trump ha convertido a Bukele en el líder más poderoso de la historia moderna de El Salvador, que además goza de uno de los índices de aprobación más altos entre los presidentes del país en las últimas décadas. Es una popularidad que le granjeó la aplastante victoria en las elecciones del año pasado, a pesar de los informes de corrupción y la erosión de la democracia.
La relación entre Trump y Bukele «se ha convertido en un ejemplo de seguridad y prosperidad en nuestro hemisferio», señaló Rubio el domingo. No obstante, el senador demócrata de Maryland Chris Van Hollen, que solicitó una reunión con el presidente salvadoreño, afirmó este lunes que tomará cartas en el asunto de la liberación de Abrego García y advirtió de que, si el inmigrante no se encontraba de regreso en Estados Unidos a mitad de semana, viajará a El Salvador «para verificar su condición y discutir su liberación».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.