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Estados Unidos no es un país cualquiera. Es un gran territorio importador, sobre todo de bienes de consumo, que acaba de endurecer con elevados aranceles ... la entrada de productos de sobra demandados por los americanos. La deriva que ha tomado la nueva política comercial del presidente Donald Trump tendrá un primer impacto en la economía de la Región de Murcia, con un gravamen generalizado de entrada en el mercado estadounidense del 20%, que haría restar dígitos a los 620 millones de euros de negocio exportador. El segundo impacto, con los mercados internacionales en plena convulsión, podrá llegar a medio plazo con las grandes potencias económicas mundiales buscando en otros países el mercado perdido en EE UU.
«No solo será difícil vender en Estados Unidos, sino que, en general, se va a incrementar la competencia en el resto de mercados, porque esos productos que ya no llegan allí se desplazarán a otros países», explica Francisco Maeso, profesor titular del área de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia. «Se producirá un incremento generalizado de la competencia y este efecto puede que sea incluso mucho más potente que los aranceles».
La prueba es China, amenazada con un impuesto comercial del 104% pero con muy buenos canales de distribución, una baza que sabrá aprovechar para desplazar sus productos a otros continentes, lo que incrementará mucho la presión en la Unión Europea. «El problema puede venir, y puede ser muy serio, si los exportadores chinos empiezan a redirigir a Europa, que es el otro gran mercado mundial, todo lo que no puedan vender a Estados Unidos. Ahí sí que podemos tener un problema y muy serio, porque copan el mercado», subraya el experto.
El presidente de la Agrupación de Empresas de Alimentación de la Región de Murcia (Agrupal), José García Gómez, eleva el tono y define el escenario actual como «un retroceso económico de 60 años». Representante del sector empresarial más afectado en la Región por los aranceles de Trump, García vaticina una «reducción del intercambio comercial a nivel mundial» que «mermará la productividad» en diferentes países y sectores. El resultado final es un «enfriamiento de la economía global» y una «probable recesión» que mermará el consumo en los hogares. Es decir, el mundo se asoma a una crisis económica donde primará «una inseguridad total».
«Se ha roto el sistema mundial del mercado y afecta a todas las asociaciones comerciales entre unos países con otros», apunta por su parte el presidente del Círculo de Economía de la Región, Joaquín Hernández, empresario vinícola, quien teme que haya estados que logren negociar con EE UU para rebajar sus gravámenes, un hecho que empeoraría la situación de los territorios que no alcancen esta gracia: «Sería mucho más perjudicial para ellos, pues a todos nos perjudica ahora mismo y por igual el arancel al vino» al fijarse un tipo específico por el producto, al margen del aplicado a cada país.
El estado de salud de las mercantiles murcianas se pondrá a prueba en un momento como este, donde la solidez de sus relaciones comerciales y la fortaleza de sus canales de distribución tendrán mucho que decir. «Llevarán mejor la presión del aumento de la competencia y contarán con una ventaja aquellas empresas que sean más competitivas y que tengan un producto más diferenciado», remarca Maeso.
Haber desarrollado unas redes de comercialización permitirá también competir, «pero no ya en Estados Unidos, Japón o Francia, sino incluso dentro de España», menciona el experto. «Esa presión va a ser considerable y posiblemente con un impacto mucho mayor que la repercusión que pueda tener la pérdida de mercado de Estados Unidos para los productos europeos».
El problema, para el profesor de la UMU, está en los productos del sector agroalimentario más generalistas como el vino o el aceite, que se llega a exportar a granel. Muchos no tienen imagen de marca ni han consolidado una clientela a la que «no le importe pagar dos dólares más por el producto». A su juicio, estos serían «los más afectados». A nivel económico mundial, si la guerra comercial desencadena una recesión en Estados Unidos, «y pinta tiene de que puede ocurrir, que nadie dude que aquí vamos a tener problemas». El país americano «es una economía muy grande y, si allí hay problemas, esos se transmiten con mayor o menor intensidad. En cuyo caso, el problema será que la propia demanda que hay en España o en la Unión Europea se va a ver resentida porque hay una crisis. Y ahí sí que es más difícil cubrirse».
En la medida de que esta crisis empiece a influir en el consumo, «ya estará afectando no solo a las exportaciones a Estados Unidos, sino a las de todo el mundo», prevé, por su parte, el dirigente de Agrupal. El resultado final serán los «ajustes de plantillas o de producción», estima.
El director general de la asociación interprofesional Ailimpo, José Antonio García, recuerda que el 90% de las exportaciones de cítricos desde España son a Europa y Reino Unido, que reciben siete de cada diez limones vendidos al extranjero. «Nos preocupa la deriva y todo el impacto que puede generar esta situación económica en el consumo». Destaca a este periódico «la pérdida de renta, el desplome bursátil y un terremoto económico al nivel de las grandes crisis de los últimos 50 años, que produce un empobrecimiento de los países y sus economías, además de la pérdida de la capacidad adquisitiva de las familias».
García pide esperar unos meses para ver las consecuencias últimas que tendrán los aranceles, pero reconoce «cierta preocupación» en este sentido.
El cierre al mercado ruso de los productos hortofrutícolas fue una «gran enseñanza» para el sector primario regional, recuerda el profesor Maeso, ya que cree que sí que habría «capacidad de adaptación» del tejido empresarial murciano si EE UU no vuelve a elevar los aranceles y complica aún más la economía mundial. «Va a costar mucho alcanzar esa capacidad de adaptación porque el problema es que las empresas compiten con más gente», sentencia el economista.
El Gobierno central aprobó ayer el real decreto ley con el plan de respuesta a los efectos negativos para las empresas españolas más afectadas por los aranceles anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump. El Ejecutivo desplegará un plan de financiación de 14.100 millones, de los cuales 7.400 son de nuevos fondos y otros 6.700 millones se emplearán de instrumentos financieros ya existentes.
Sin embargo, esta línea de ayudas no tiene, para el experto en Economía Aplicada de la UMU, Francisco Maeso, «ni características de aspirina». Cree que su efecto será «demasiado pequeño» porque «realmente el problema no va a venir de lo que dejemos de vender a Estados Unidos», sino de la búsqueda de nuevos mercados por parte de países como China y el efecto de esta operación en Europa. «No sabemos lo que va a pasar. Las medidas de apoyo a las empresas exportadoras pueden servir, pero el problema es que, para la magnitud que tiene este, no van a tener mucho efecto».
La economía regional va a estar muy pendiente de cómo evolucionen las relaciones comerciales entre Estados Unidos y países como Marruecos y Turquía, a los que Donald Trump ha impuesto un 10% de aranceles generales, la mitad que a la Unión Europea. Ambos países son competidores directos de los exportadores agroalimentarios de la Región de Murcia.
El limón, un campo en el que Turquía ya ha superado a España en nivel de producción, tiene una amplia base de producción en EE UU pero casi todo se destina al comercio local, y se sigue demandando más de fuera. José Antonio García, de Ailimpo, remarca que ahora mismo no hay envíos de este cítrico desde Turquía al país norteamericano, y otro país competidor de España como es Sudáfrica no supera las 4.000 toneladas en sus exportaciones (ahora tiene un arancel del 31%).
Argentina, que pasa ahora a tener un impuesto comercial del 11%, sí es proveedor destacado de Estados Unidos, pero García no ve por el momento una posible pérdida de clientes para las empresas regionales en favor de estos países productores de cítricos.
El presidente de Agrupal, José García, no percibe tampoco un trato de favor de Estados Unidos a territorios que compiten con la Región de Murcia en el sector agroalimentario. Los aranceles que Trump ha impuesto de forma específica a cada producto «es por igual para todos».
La presencia de la industria alimentaria en Estados Unidos es «sólida» y «con raíces». «No es algo nuevo. Somos un sector muy maduro. Estamos trabajando allí décadas. Los aranceles no es algo que hayamos descubierto ahora», explica García Gómez.
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