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Estados Unidos, al dictado de Donald Trump, considera que viajar a El Salvador es más seguro que ir a España, Francia, Italia y la mitad ... de los países europeos. El departamento de Estado norteamericano ha elevado al Nivel 1, el máximo, la calificación de El Salvador como destino turístico para los ciudadanos estadounidenses. Este anuncio llega tras el traslado de cientos de deportados venezolanos –presuntos miembros de grupos criminales– a cárceles salvadoreñas y días antes de que el próximo lunes Nayib Bukele, presidente del país centroamericano, se convierta en el primer líder latinoamericano que visita a Trump en la Casa Blanca.
«Poco a poco, empezamos a crear algo mucho más significativo: un espejo donde toda Latinoamérica se ve ahora», proclamó Bukele hace menos de un año en el inicio de su segundo mandato. El país ha pasado de 36 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2019 a 1,9 en 2024. Ha llenado las cárceles con los pandilleros que aterrorizaban las calles y también ha recibido críticas de organizaciones de Derechos Humanos.
Esa mano dura contra la delincuencia y la colaboración para acoger deportados han convertido a Bukele en aliado de Trump. El presidente de EE UU acaba de recompensarle con la concesión de «la estrella dorada de viajes del Departamento de Estado, el Nivel 1, el más seguro», destacó Bukele. El secretario de este organismo estadounidense, Marco Rubio, le avala:«El liderazgo de Bukele ha sido crucial para mejorar la seguridad de su país para los viajeros extranjeros».
Al subir al Nivel 1, El Salvador supera a destinos europeos como España y Francia, en el Nivel 2, que recomienda «extremar las precauciones por amenaza terrorista». Guatemala, por ejemplo, está en el Nivel 3, un escalón en el que Washington aconseja «reconsiderar» el viaje. Con esa etiqueta de país muy seguro, Bukele mantendrá el lunes un encuentro con Trump. Sobre la mesa estará la colaboración salvadoreña en la lucha contra el crimen organizado y el uso de su prisión de máxima seguridad para miembros de la pandillas 'Tren de Aragua' y 'MS-13', según anunció la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Trump agradece a través de su plataforma TruthSocial al presidente de El Salvador que acepte a pandilleros deportados. Lo hace con vídeos en los que muestra a los 'malos' con sus exagerados tatuajes y encadenados, y también con palabras en las que no se olvida de dar bofetadas a su predecesor: «Gracias por llevarte a los criminales a los que el deshonesto Joe Biden tan estúpidamente les permitió entrar en nuestro país, ¡y por darles un lugar tan maravilloso para vivir!».
Bukele se deja querer. «Agradecido por sus palabras, presidente Trump. Adelante juntos!». El líder salvadoreño, orgulloso de su política carcelaria, ha implantado un régimen de excepción y desde hace tres años presume de un país que vive «totalmente en paz». De hecho, las cifras oficiales hablan de haber reducido el número de asesinatos anuales (6.500) a 114, mientras que ha encarcelado a cerca de 80.000 personas, aunque algunas fuentes aseguran que el 10% son inocentes.
Cada día, Bukele utiliza una plataforma de la red social X, Grok, para fomentar su discurso. Dice que los 1.000 millones de dólares que ha recibido del Fondo Monetario Internacional (FMI) irán destinados a ayudar a pequeños negocios y proveedores. «Esto pone más dinero en circulación, fomenta el crecimiento de negocios y crea empleos, sin subir los precios porque el dinero viene de fuera. Es como darle un impulso a tu barrio: las tiendas pagan a sus trabajadores, quienes gastan en otras tiendas, y todos ganan. Un plan para dinamizar la economía a corto plazo», asegura Bukele.
Va más allá en sus explicaciones. Aplica su plan económico como si El Salvador fuera un equipo de fútbol: «El entrenador (Gobierno) usa 1.000 millones de dólares del patrocinador (FMI) para dar bonos a jugadores clave (pequeñas empresas), pagar a proveedores antes y sanear deudas internas. Todos con fondos propios, sin riesgos de cansancio (inflación). Así el equipo juega mejor y sube en la tabla». Ni Joan Laporta podría explicar la política económica del Barcelona con tanto convencimiento.
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