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Pedro se recupera de la operación de tibia y peroné a la que fue sometido esta semana. En su cabeza no deja de darle vueltas a una frase. «Yo no debería estar aquí». Y esa afirmación está justificada. Pedro, de 73 años y vecino de la pedanía murciana de Cabezo de Torres, ha sido víctima de un episodio de violencia que los residentes llevan denunciando desde hace meses.
En su caso, el infortunio se cruzó en su camino el pasado jueves 20 de marzo, cuando fue brutalmente agredido en plena calle. El ataque, perpetrado por un joven de entre 18 y 22 años, se produjo a plena luz del día, alrededor de las 13.15 horas, cuando la víctima se dirigía a un supermercado.
Según denunció en el cuartel de la Guardia Civil de Cabezo de Torres, observó a un chico alterado, golpeando varios vehículos y rompiendo retrovisores en un aparcamiento frente a la alcaldía. Al recriminarle su actitud, el agresor se fue directo hacia él y le dio una fuerte patada en la espinilla, lo que provocó una fractura de tibia y peroné.
«Mi tío simplemente le recriminó lo que estaba haciendo y, sin decir nada, le golpeó brutamente», explica Javier, familiar de la víctima. «Se cayó al suelo y pidió ayuda, pero los dos acompañantes del agresor no hicieron nada. Tuvo que ser una vecina quien llamara a la ambulancia». Pedro fue trasladado al hospital Morales Meseguer, donde los médicos confirmaron la gravedad de las lesiones y la necesidad de una operación. Actualmente, permanece en recuperación.
Este incidente no es un hecho aislado y se suma a la preocupación vecinal por la inseguridad en Cabezo de Torres. En los últimos tres meses, la pedanía ha sido escenario de una ola de vandalismo, con numerosos robos en vehículos, roturas de cristales y daños materiales, tal y como publicó LA VERDAD el pasado mes de febrero.
En aquel momento, la alcaldesa pedánea, Pilar Vivancos, aseguró que se estaba trabajando en coordinación con la Policía Local y la Guardia Civil para frenar los delitos. Sin embargo, los residentes continúan reclamando una mayor presencia policial. Algunos vecinos ya han planteado la posibilidad de organizar patrullas vecinales. «Nos sentimos desprotegidos. Primero fueron los coches, ahora los vecinos. ¿Qué será lo próximo?», se pregunta Javier.
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