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La licitación para adjudicar los chiringuitos del litoral de Cartagena ya está en marcha y los hosteleros tendrán que aflojar más billetes de la caja ... si quieren seguir al mando de los disputados bares. De cara al nuevo concurso, que pretende renovar el servicio hasta la temporada 2028, se ha aprobado una actualización del canon al alza, en concreto, de un 12,9% respecto a 2021, cuando se abordó el anterior concurso.
Esa es la cifra que arroja la comparativa entre los cánones mínimos (sujetos a ofertas al alza de los licitadores) que figuran en los pliegos del contrato de 2021 y los que figuran en los de este año 2025. El actual concurso público fue publicado el viernes de la semana pasada y las empresas interesadas tienen hasta el próximo 10 de marzo para presentar sus ofertas.
El incremento en los cánones se observa de forma homogénea en todas las playas, pero hay chiringuitos que, a tenor del pago que tendrán que abonar al Consistorio, ya se observan mucho más atractivos por su rentabilidad. Entre los bares que deberán pagar una contraprestación más elevada están los de Cabo de Palos y La Manga. En el podio están la playa de Levante de Cabo de Palos. Este bar se lleva el 'oro' con un canon mínimo de 4.663,82 euros. Le siguen tres de los cuatro chiringuitos ubicados en Barco Perdido (Marchamalo) con cánones que ascienden a 3.623,97, 3016,42 y 2.758,26 euros.
Presupuesto base El Ayuntamiento prevé ingresar por cánones un mínimo de 48.421,68 euros, un 8,78% más que con las concesiones de 2021.
El más caro La playa de Levante de Cabo de Palos (4.663,82 euros).
Los más baratos Los dos chiringuitos de Punta Brava, en Los Urrutias (107,49 y 139,45 euros respectivamente).
Las tasas, en este sentido, también son reflejo del número de bañistas que, cabría pensar, atrae cada rincón del litoral cartagenero. Mientras que los chiringuitos ubicados en las zonas más masificadas de La Manga tienen los cánones más altos, los del resto de zonas de costa son más asequibles. En el término medio están los del litoral oeste mientras que los cánones menos altos son los de las playas de Mar Menor. Los bares más baratos son los dos de Punta Brava, en Los Urrutias. Para ellos solo se pide un pago mínimo de 107,49 y 139,45 euros respectivamente.
En la anterior ocasión en la que el Ayuntamiento sacó a pública concurrencia los bares de playa, el presupuesto base de licitación ascendió a 44.510,21 euros (sin impuestos). Con esta renovación del servicio, esa contribución a las arcas municipales por la explotación de los servicios de temporada se incrementa hasta los 48.421,68 euros, es decir, un 8,78% más.
La otra gran novedad del nuevo servicio es que los chiringuitos, pese a que tendrán un 'alquiler' más elevado, también serán menos en número. En 2021, el Ayuntamiento sacó a licitación 38 bares de playa y este año son 33 los lotes que están disputa: 11 en el litoral mediterráneo este (Cala Reona-Cabo de Palos-La Manga), ocho en el Mediterráneo oeste (Isla Plana-La Azohía), 13 en el litoral del Mar Menor (desde La Manga hasta Punta Brava) y uno, el de El Portús, ubicado en zona pública afectada por la servidumbre de protección de la comunidad autónoma.
En 2022, el Ayuntamiento, en un segunda licitación, intentó con escaso éxito dar salida a varios bares de playa que se quedaron desiertos en la zona del Mar Menor. Teniendo en cuenta esos antecedentes, el Consistorio ha decidido, según reflejan los pliegos y ratifican fuentes municipales a este periódico, prescindir de tres chiringuitos. Por ejemplo, desaparece uno de los dos bares que funcionaban en la playa del Cavanna.
Pero el poco interés por parte de las empresas no ha sido el único motivo que ha llevado al ejecutivo municipal a prescindir de chiringuitos; también su conflictividad. Es el caso de los bares de Puerto Bello. En uno de ellos, señalan fuentes municipales, «hubo denuncias de vecinos en Fiscalía por ruidos en años anteriores». Mismo o muy similar caso al de la playa de El Vivero, «que salió en 2021 y montaron allí una discoteca, Mama Fina, y Costas decretó la caducidad de la concesión por no utilizar la autorización para lo que fue dada», señalan los mismos medios.
Otro de los puntos principales destacados de la nueva licitación de los chiringuitos es la duración de las concesiones. Si bien se otorgan en primera instancia hasta 2028, la realidad es que deberán ser renovadas anualmente. El área del Litoral busca con esta medida «aumentar la calidad de los establecimientos», que «no queden desiertas licitaciones» y, además, acabar con pillería de algunos hosteleros.
Hasta ahora, cualquier incumplimiento de contrato terminaba en un expediente sancionador que, en algunos casos, acababa derivando en recursos contenciosos. Esto, además de elevar la litigiosidad, permitía al concesionario retener el chiringuito y ganar tiempo para seguir haciendo caja hasta que la Justicia resolvía si la penalidad propuesta por el Consistorio era procedente. Ahora, según el equipo de gobierno municipal, cualquier incumplimiento podrá ser motivo para que el Ayuntamiento no renueve la concesión para el año siguiente.
Asimismo, cada hostelero solo podrá presentar oferta para un único chiringuito y no a varios como solía suceder hasta ahora. Motivo por el que también habrá que estar vigilante ante aquellos que quieran concurrir presentándose a través de diferentes mercantiles vinculadas o incluso creadas 'ex profeso'.
Además, la valoración sobre la imagen de la estructura y de los servicios a ofrecer contarán más. Todas estas medidas vienen recogidas, asimismo, en una guía de sugerencias editada por Costas, que es quien en última instancia tiene la potestad para decidir sobre cualquier uso lucrativo que se haga del dominio público marítimo-terrestre.
Todo esto, claro está, se podrá llevar a cabo siempre y cuando la licitación siga su curso y los pliegos no sean recurridos. La idea es que el concurso quede resuelto con la suficiente antelación como para que los adjudicatarios puedan abrir de cara al inicio de la Semana Santa.
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