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Dos cultivos combinados en un mismo terreno dentro de un ensayo de una fórmula de producción más sostenible de la Universidad Politécnica de Cartagena. UPCT
La vía ecológica para salvar el Mar Menor
Nuestra Tierra

La vía ecológica para salvar el Mar Menor

Un plan dotado con 20 millones de euros en ayudas forma parte de la ambiciosa propuesta de constituir «un laboratorio vivo de gran interés para la transición y restauración» de la laguna salada y su cuenca, que ocupa 160.000 hectáreas

Martes, 25 de abril 2023, 00:55

Tras una década entera trabajando en una empresa agrícola convencional, Juan Meroño puso en marcha hace poco más de cinco años su propia explotación sostenible en Dolores de Pacheco, a no más kilómetros de las orillas del Mar Menor que dedos tiene una mano. A día de hoy explota en una superficie pequeña, apenas 2.500 metros cuadrados, una quincena de variedades de hortalizas, siempre de temporada, además de distintos frutales que ha introducido más recientemente, y todo acompañado de flores y arbustos autóctonos. Meroño asesora ahora a agricultores que están dispuestos a hacer el camino que él ha recorrido hacia una producción ecológica y regenerativa. La Finca Torre Octavio, en San Javier, es otro ejemplo de éxito de la producción ecológica en la zona, en este caso de 15 hectáreas. Su propietario, Antonio Meroño, explota, bajo este marchamo sostenible, sobre todo frutales y cítricos. También Pedro Martínez, con sus cinco hectáreas en Alumbres (Cartagena), ha emprendido un camino similar, o Richi y Kim, que en agosto de 2020 arrancaron su proyecto de permacultura (especialmente concebida para hacer frente a las crisis ambientales y sociales) en dos hectáreas en Pilar de la Horadada, ya en la provincia de Alicante, pero todavía dentro de la cuenca marmeronense.

Todos ellos demuestran que otra agricultura es posible en el entorno de la laguna salada. Pero el fracaso de las 14 hectáreas de hortalizas de la finca Antigua Vida Nueva, de La Palma (Cartagena), que cerró el pasado verano, o el de la productora fuentealamera Biolálamo, que resultó insostenible, también avalan que no es una vía sencilla. Aunque quizá es la única posible, ante los cambios climáticos, económicos y sociales de nuestro mundo. Los expertos proponen acometerla con esfuerzo, apoyo y mucho conocimiento.

Proliferación de algas y ovas en el Mar Menor. Martínez Bueso

Se aprende a andar caminando. Y a cultivar, cultivando. Esta es, muy sintetizada, la idea del extenso informe (176 páginas) que el catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia (UMU), José María Egea Fernández y su hijo, el especialista en recuperación de biodiversidad agraria de la Región en la Facultad de Biología de la UMU, José María Egea Sánchez, han elaborado sobre el potencial que la agroecología supone como vía sostenible de recuperación del Mar Menor y su cuenca de 160.000 hectáreas. En él se aboga por la creación aquí de «un laboratorio vivo de gran interés para la transición y restauración» del territorio bajo las pautas de unas prácticas agrarias mucho más respetuosas con el medio ambiente y con su propia supervivencia.

La Fundación Nueva Cultura del Agua aboga por «cambiar el modelo productivo», pero hasta ahora solo hay propuestas «escasas y débiles»

En palabras de la especialista Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua, donde se plantean propuestas para recuperar ecosistemas acuáticos a través del conocimiento científico, la solución para el Mar Menor pasa por cambiar su modelo productivo. De momento, advierte, solo se han propuesto medidas «escasas y débiles» para hacerlo. Se precisan de fórmulas concretas para abordar la reconversión de los actuales cultivos intensivos. Eso es lo que ofrece el informe de Egea Fernández y Egea Sánchez. «La transformación de la agricultura industrializada de la cuenca vertiente del Mar Menor, si hay realmente una apuesta seria por el cambio de un modelo, vendrá de la mano de la agroecología», recoge su introducción.

«Algunos de los principios agroecológicos básicos para el diseño y manejo de los cultivos» recogidos por los autores son «la prohibición de abonos químicos de síntesis y de pesticidas, el aumento de la biodiversidad en las explotaciones agrarias, con el establecimiento de setos y otras estructuras vegetales asociadas y el reciclaje de los restos orgánicos».

Cuenca vertiente del Mar Menor. CARM

El documento, elaborado en el Marco de Actuaciones Prioritarias para la Recuperación del Mar Menor, del Ministerio para la Transición Ecológica, y con la implicación de la compañía pública Tragsa (acrónimo de Empresa de Transformación Agraria) y Biomurcia, propone «un diseño de fincas agroecológicas que sirvan de referencia para la restauración de espacios agrarios de regadío y de secano», tras analizar el potencial de la zona para acoger este tipo de prácticas.

Ya hay ejemplos de explotaciones sostenibles exitosas en este entorno, pero también de fracasos: se necesita más conocimiento

De manera más específica, el trabajo, titulado 'Agroecología en la cuenca del Mar Menor: situación actual y plan de acción', se centra en identificar y analizar el potencial del área de actuación como base para un diagnóstico de la situación y elaborar un plan para su transición agroecológica. En él se describe el paisaje agrario tradicional del Mar Menor y su cuenca antes de exponer las claves de la producción, la elaboración y la comercialización de productos ecológicos. A partir de ahí se abordan las «iniciativas agroecológicas de producción, distribución y consumo» en el territorio y se concreta «una propuesta de diversificación de la biodiversidad cultivada, funcional y extraagrícola». Finalmente, el informe plantea el diseño de «un sistema agrosilvopastoral agroecológico integrado por diversos sectores productivos».

Para impulsar las vías de recuperación planteadas, la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio, ha lanzado una convocatoria de ayudas de 20 millones de euros. El dinero sufragará proyectos de aplicación de prácticas respetuosas con los recursos naturales, que servirán de ensayo y ejemplo en el ámbito agrario de la cuenca del Mar Menor. El programa de estas ayudas ha estado abierto a la aportación de propuestas hasta hoy, 25 de abril. Sus objetivos se centran en facilitar esa transformación hacia una producción más sostenible y, por tanto, 'grosso modo', mucho menos dependiente del uso de pesticidas, fertilizantes y, en general, todo tipo de agroquímicos; menos generadora de retornos de riego, escorrentías y procesos erosivos en las parcelas; más ligada a soluciones basadas en la naturaleza, y más diversificada. Cada proyecto, que podrá tener una duración máxima de tres años, podrá recibir hasta dos millones de euros para cofinanciar el 90% de su coste total.

Explotación agrícola en el entorno de la laguna. Pablo Sánchez / AGM

Pero no todo pasa por sufragar ensayos. Unos cambios de tanto calado exigirán actuaciones más profundas, de acuerdo con la sugerencia de los autores. «Que se acelere o no la supervivencia de la laguna dependerá, en nuestra opinión, de la puesta en marcha, por parte de las instituciones, de un programa de transición y restauración agroecológica en la cuenca vertiente de la laguna, con la finalidad de dar respuesta a los principales retos ambientales y socioeconómicos a los que se enfrenta el Mar Menor y su cuenca en las próximas décadas». Los 20 millones anunciados van en esa línea, pero se necesita más que eso. Queda por ver si el ambicioso plan recibe los esfuerzos de los que aún precisa o se vuelven a poner palos en las ruedas para retornar, como tantas veces, a la confortable salida de casilla, desde donde brotan las propuestas sencillas aprovechando que ahí no se vislumbra toda la complejidad del tablero de juego.

«El cambio inaplazable»

«No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo», es la sentencia atribuida a Albert Einstein que encabeza el programa de las jornadas sobre 'Transición agroecológica en la cuenca del Mar Menor' que han tenido lugar este fin de semana en Los Alcázares, y que están ligadas al informe elaborado redactado por José María Egea Sánchez y José María Egea Fernández. Este último ha inaugurado las ponencias con un discurso encabezado por el expresivo título 'Agroecología, el cambio inaplazable'. Tras él estaban convocados autoridades en agricultura y Mar Menor, como la responsable de la Oficina Técnica del Mar Menor (dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica), Inmaculada Ramírez; el director general del Mar Menor, Víctor Serrano; la coordinadora del área de Bioeconomía de la Fundación Biodiversidad, Gemma Rodríguez, y el secretario general de la organización agraria COAG-IR en la Región, Francisco Gil, además de profesionales implicados, como educadores, restauradores y productores, entre otros.

La actividad ha tenido lugar en el marco de la celebración este sábado del Día Internacional de la Madre Tierra «para alertar del peligro, para la vida en el planeta, que supone la destrucción de los ecosistemas, la contaminación y sobreexplotación de los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, entre otros problemas ambientales».

En este contexto, explican desde la organización de estas jornadas, «el tránsito hacia un sistema agroalimentario de base agroecológica en el entorno del Mar Menor es urgente, necesario e inaplazable» para garantizar su protección y restauración, en los términos recogidos en el reconocimiento, el pasado octubre, de la personalidad jurídica de esta laguna y su cuenca.

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