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Al igual que una bandera, su correspondiente himno y unos estatutos, la Región de Murcia también tiene su propia gallina. Se trata de un tesoro biológico, por su capacidad de resistencia ante el cambio climático, su valor genético y su raigambre cultural, al que además se puede extraer un beneficio industrial. En eso está la ingeniera agrónoma Laura Martínez Martínez, que dedica su tesis doctoral a este objetivo. Lo que la contratada predoctoral propone es «una forma diferente de contribuir a la recuperación y conservación de la gallina Murciana», por la vía concreta de darle «valor a través de sus productos, en este caso, la carne». Para lograrlo está desarrollando lo que califica de «producto cárnico alternativo de raza pura: que sea más fácil y económico de producir, pero que mantenga su calidad de la carne y de la canal».
Ave de corral: La raza de gallina murciana fue desarrollada hace un siglo a partir de ejemplares seleccionados de la huerta.
Estirpe comercial: En el proyecto se ha elegido una estirpe comercial de crecimiento lento denominada Hubbard JA757.
Nuevo híbrido: Con el cruce de ambas se busca «un híbrido que mejore las características de la gallina murciana y que genere un producto alternativo con un gran valor añadido y respetuoso con el bienestar animal y el medio ambiente».
En el trabajo intervienen tanto la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) como la Universidad de Murcia (UMU), acompañadas además por la empresa local Avícola Levantina, del Grupo Pujante. «La idea es obtener una carne con un 50% de genética murciana que se pueda producir en menos tiempo, que sea un producto de calidad para competir en el mercado y resulte atractiva tanto para los consumidores como para los productores», resume Martínez, que señala las «bajas características productivas» de una raza «muy rústica» que, por otro lado, se adapta muy bien a las condiciones ambientales de la Región (altas temperaturas y pocas precipitaciones), lo que además le ofrece una ventaja ante el embate de las alteraciones consecuencia del cambio climático.
Su alto valor biológico y su condición de fuente de diversidad, con las que la distingue la investigadora, no dan de sí lo suficiente como para que interese al mercado actual. «Si fuese muy buena para dar carne y huevos no estaría en peligro de extinción», en palabras de la profesora de la UPCT Eva Armero, designada hace unos años secretaria técnica el Programa de Mejora Genética de esta raza y directora de la tesis de Laura Martínez.
«Si se logra crear un producto rentable, se puede incentivar la cría de esta raza autóctona y ayudar así a su conservación». Es el planteamiento del proyecto, sustanciado en «un cruce entre la gallina murciana y una línea comercial con mayor rendimiento cárnico». La elegida para el estudio es la denominada «línea comercial de crecimiento lento Hubbard JA757», que es el nombre de una estirpe de la especie, y no el de un nuevo modelo de vehículo o de avión de combate, como aparenta.
Con ese cruce se busca «obtener un híbrido que mejore las características de la gallina murciana y que genere un producto alternativo con un gran valor añadido y respetuoso con el bienestar animal y el medio ambiente». La investigadora destaca que el proyecto une «los conocimientos de la industria avícola con la calidad y diferenciación de la producción tradicional».
Básicamente, el proyecto, que arrancó en 2023 y durará cuatro años, implica evaluar el comportamiento de una línea industrial en condiciones extensivas, estudiar el potencial industrial de la raza rústica (la gallina murciana) y determinar características del híbrido resultante del cruzamiento de ambas. El estudio tiene en cuenta todo el proceso productivo, «desde la reproducción y cruzamiento hasta el consumo final del producto por medio de la transformación culinaria».
Laura Martínez, que desarrolla la investigación gracias a la financiación de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, a través de la Fundación Séneca, ya dedicó a la gallina murciana su trabajo final de máster, lo que le llevó a implicarse durante varios años en el programa de recuperación de esta raza autóctona, de donde deriva el planeamiento de su tesis. La atención de la ciencia a estas aves no es un 'rara avis', precisamente. «Conozco varios grupos de investigación, tanto en España como en otros países, que trabajan en la recuperación de razas autóctonas de gallinas. Incluso he podido colaborar con algunos de ellos y espero seguir haciéndolo».
Lo que sí supone mayor novedad es el camino propuesto en este proyecto. «Hasta ahora no tengo constancia de que en España se haya hecho un cruce entre una raza autóctona y una línea industrial con fines comerciales». Si bien, añade, «lo que sí existe es algún estudio donde cruzan dos razas autóctonas, una de ellas con mejor rendimiento cárnico». Tampoco hay muchos trabajos en esta línea en el ámbito internacional, «aunque sí he visto algún artículo donde se combinan razas locales con líneas comerciales», afirma la investigadora predoctoral.
Hubo un momento, a finales del siglo XX, en que se dio por extinguida a la gallina murciana. No era así, y desde entonces, gracias al empeño de un grupo de entusiastas, congregados en la Asociación de Amigos de la Gallina Murciana (Agamur), y de científicos de entidades como la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), la autóctona ave de corral emprendió el camino inverso hacia su recuperación. Aunque su número aún no puede contarse mucho más que por centenares. Para afianzar el proceso, Agamur se planteó hace unos años un proyecto de economía circular que vinculase «el sistema de producción y la alimentación de los animales a la raza autóctona para dar productos de calidad valorados en los hogares tradicionales y a su vez apropiados para la alta cocina», según el texto de la iniciativa. De esta manera se busca englobar «la sostenibilidad ambiental, la biodiversidad genética, la calidad del producto y su aplicación culinaria empresarial. Todo ello acompañado por la tecnología que nos permita mejorar el proceso».
El 'Estudio del tipo genético de la gallina murciana sobre la eficiencia productiva, de calidad de la canal y de carne (Genecamur)', como lleva por título el trabajo de la investigadora predoctoral de la UPCT Laura Martínez, camina en esa misma vía hacia la obtención de un aprovechamiento del ave que permita alejarla del fantasma de la extinción. Es el proyecto de una ingeniera agrónoma para salvar la obra que dejó para las siguientes generaciones otro ingeniero agrónomo, Zacarías Salazar Mouliá, artífice de la raza a principios del siglo XX. Él fue quien se pateó hace un siglo la vega murciana en busca de las mejores gallinas que se criaban en la huerta para acabar de definir nuestra gallina murciana. La primera referencia documental de la nueva estirpe data de 1941, en un volumen escrito por el profesor Ramón J. Crespo. Tras estar a punto de desaparecer, ahora se ha logrado su regreso a la Región, aunque todavía precisa de protección, y también se conoce su presencia en pequeños núcleos de Castellón y el País Vasco. «La búsqueda de una salida productiva de estas razas es vital para su subsistencia», considera la profesora de la UPCT Eva Armero, implicada en su recuperación.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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